viernes, 23 de marzo de 2012

17. Al despertar.

-¡Ignis!¡Ignis!
La muchacha solo lograba ver sombras, había notado como su cuerpo se desplomaba en el suelo pero no había sentido dolor alguno, de repente esas sombras se volvieron simplemente negro.
-Ha intentado luchar hasta el final y lo ha conseguido pero su cuerpo no ha aguantado más. Esas malditas dagas,tenía que haberla protegido mejor, no debiamos haberla dejado venir, era nuestra única salvación.
-¡Somos unas inconscientes!
-¡Ignis, por favor aguanta!
Aldana y Caeli no paraban de intentar ayudar a su amiga pero ya no habia mucho que hacer, solamente curar sus heridas y esperar.
La llevaron a el palacio de Gea y allí eliminaron de su piel la sangre y el barro, curaron las quemaduras y las heridas y dejaron su cuerpo como si nunca nada hubiese sucedido, pero solo aparentemente.
Ignis logró abrir los ojos días después,y provocó gran revuelo entre los habitantes de la región de la tierra, todos pensaban que no se lograría recuperar.
-¡Por fin, Ignis!
Caeli zarandeaba a la chica sin parar.
-Caeli estoy mareada y tengo todo el cuerpo dolorido.¿Qué ha pasado?
-Luchaste hasta el final pero... esas malditas dagas te debilitaron mucho, y casi consiguen acabar con tu vida.
Fue extraño, te quedaste mirando fijamente al horizonte mientras esos malditos abandonaban la playa, luego caiste al suelo.
Ignis lo recordó, no miraba al horizonte exactamente, sino a aquel inquietante joven de ojos verdes que tambien la observaba desde uno de los barcos.
-Ese Eis casi acaba contigo, deberias ser mas precavida. En la proxima batalla, tu no irás.
-¡¿Por qué?!
-No estas listas, no debimos permitirte ir.
-Pero..
-No digas nada, descansa y cuando te recuperes hablaremos.
Ignis se acomodó en la cama y se quedó profundamente dormida.

domingo, 11 de marzo de 2012

16.Eis.



Ignis y Caeli se levantaron de la cama. Desayunaron y fueron a cambiarse la ropa. Todavía no había amanecido.
Ignis se puso un corset de cuero de color marrón que tenía placas metálicas con grabaciones en forma de dragón, unos pantalones cortos del mismo tono que el corset y unas botas con telas trenzadas que la cubrían las piernas hasta las rodillas.
Caeli se puso una armadura similar a la que Aldana llevaba el día anterior, pero era de plata y en la zona del pecho tenía grabadas dos enormes alas, parecían de un cisne. Llevaba unas mallas negras ajustadas que le cubrían solo la mitad del muslo y unas botas también de color negro. Sustituyó su habitual coleta por una trenza que la caía por el hombro derecho.
Cuando terminaron el sol ya asomaba sus brillantes rayos en el horizonte, salieron del palacio. En la entrada había un pequeño ejército, compuesto por diferentes seres, el resto había marchado con Aldana la noche anterior. Ignis se fijó que entre esos seres también había humanos, pero tenían la piel muy oscura, Caeli le explicó que procedían del desierto de Yue, que se encontraba en la región del fuego.
Cuando Ignis pasó al lado de los moradores de Yue, para montar a Neyén como Caeli le había dicho, estos hicieron una reverencia, ella se sorprendió.
-Los dragones nos llevarán a la costa.

Todos subieron a un dragón, incluidas Caeli e Ignis, que montaron en Neyén.
Cuando llegaron vieron un no muy agradable paisaje. Había bastantes heridos, y la playa que había sido el hogar de Ignis durante unos meses ahora más bien parecía un agujero lleno de cenizas y muerte.
Entonces, Aldana apareció.
-Son muy fuertes, de momento hemos aguantado los ataques, menos mal que habéis llegado, no has enviado trasgos, esos malditos bichejos no han parado de atacar. Ahora estamos en una especie de tregua, hasta que vuelvan a enviarnos más bichos de esos.

Ignis ayudó a curar a los heridos, Caeli y Aldana hicieron lo mismo.
Cuando más calmado parecía estar el lugar fue cuando los oscuros volvieron a atacar.
-¡Preparaos! ¡Nos atacan! - grito Aldana-, ahora que sabes utilizar la magia demuéstrales a esos malnacidos de lo que estamos hechos.
Aldana montó en Wirak, Caeli hizo lo mismo con Neyén.
-¡Saca esas bonitas alas de fuego grito!- Caeli desde las alturas-.
Ignis así lo hizo, sus hermosas y grandes alas surgieron de su espalda. Levantó el vuelo y se dirigió hacia la zona donde más seres se agrupaban.
Vio como a lo lejos cientos de barcos con formas bastante singulares se dirigían hacia la playa.
De ellos comenzaron a salir unos seres amorfos de color negruzco, que se tiraban al agua evaporizándola y avanzando en  medio de una nube de vapor. Cuando llegaban a la playa calcinaban todo lo que tocaban.
-¡Son GESGANCHS!
-¿Gesganchs?-preguntó Ignis-.
-Son de tu región viven escondidos en las arenas que rodean los 12 volcanes de Cronos, son seres incandescentes que arrasan y calcinan todo lo que encuentran a su paso.
Solo los seres de tu región y los de la región del agua pueden vencerlos, lo malo es que la mayoría de los habitantes de la región del agua son ahora sumisos de los oscuros. Las sirenas, los hipocampos, las serpientes marinas, las ondinas… todos están a su lado por culpa de esos malditos hechizos, que les vacían la mente.
Aldana incendiaba flechas y luego las lanzaba contra los barcos para hundirlos.
Caeli en un intento por apagar el fuego de los gesganchs, que ya habían llegado a la playa, les disparaba corrientes de aire helado, pero esto solo conseguía impedirles avanzar unos segundo.
Los moradores de Yue eran los únicos que conseguían deshacerse de ellos.
De repente vieron como en medio de todo el vapor producido por los gesganchs aparecía una figura masculina. Cuando se pudo distinguir el rostro de aquella persona Ignis vio como en la cara de Aldana se producía una mueca de dolor y repulsión al mismo tiempo.
Le oyó pronunciar su nombre:
-Eis.
¿Ese chico era Eis?, Ignis se lo había imaginado de otra manera , pensó que sería más mayor, en realidad solo tendría unos diecisiete años, también la imagen que tenía de su físico en la cabeza era diferente al aspecto real, se lo había imaginado rudo, fuerte, con rasgos duros, muy alto, y sí, el muchacho era alto y fuerte, pero sus rasgos más bien eran aniñados e inocentes, era bastante atractivo, tenía el pelo negro como el carbón y los ojos en un color verde claro que contenían rabia y odio, pero a la vez angustia, desesperación, miedo. Esto sorprendió a Ignis, ¿Cómo un muchacho con esos rasgos tan dulces podía ser tan peligroso, y como una mirada podía contener todos esos sentimientos tan contradictorios?.
El chico dejó caer su extraña mirada sobre Ignis y sonrió, con un rápido movimiento la lanzó  unas pequeñas pero letales dagas de hielo que surgieron de sus manos, Ignis consiguió reaccionar a tiempo y derritió con una llamarada las mortíferas dagas.
Ignis le miró fijamente, no sin un gesto de preocupación en el rostro. Vio como pronunciaba unas palabras, e intentó leerle los labios.
-Veo que eres fuerte – entendió Ignis-.
Ignis se acerco a él para poder oírle y no tener que descifrar en sus labios lo que decía.
-No te pienses que por ser joven soy más torpe.
-No lo pienso- él sonrió y la miró fijamente-.
Ignis se sintió intimidada, de pronto Eis atacó de nuevo con más dagas de hielo.
Ignis reaccionó  un poco tarde y algunos de ellos se le clavaron en los brazos y en las piernas, unos pocos  incluso la rozaron el cuello. Ignis chilló y cayó al suelo, el dolor era muy intenso.
Cuando Eis fue a rematar la tarea apareció Caeli, le propinó una potente patada y lo lanzó con una fuerte ráfaga de viento contra la cubierta de uno de los barcos que se encontraban todavía lejos de la playa.
-Gracias.-
Ignis no paraba de sollozar, el dolor era prácticamente insoportable.
Comenzó a sacarse las dagas de la piel y cuando terminó, no sin mucho esfuerzo, consiguió levantarse.
-Voy a luchar.
-Pero… ¡estas herida!.
-Eso da igual, mi deber es luchar, y eso es lo que voy a hacer, cueste lo que cueste.
De nuevo emprendió el vuelo sin que a Caeli la diera tiempo a detenerla, lanzó varias bolas de fuego que hundieron bastantes barcos y consiguió deshacerse de decenas de gesganchs.
Cuando el ejército de los oscuros empezó a debilitarse, comenzaron a dar media vuelta, los gesganchs ya no atacaban, ahora huían en dirección a una flota que estaba prácticamente derruida.
Vio como en uno de los barcos un chico alto de cabello negro observaba la escena.
-Esta será la última vez que me ganan una batalla. Chica del fuego, seguro que volveremos a vernos.













15. Trampas.



Ignis y Caeli regresaron al palacio de Gea. Se encontraron a Aldana en el salón de “la pequeña casa”. Comenzaron a hablar sobre lo que había ocurrido en su visita a Ládane, preguntaron a Ignis que es lo que la había contado, ella decidió no decir nada acerca de lo que la ninfa había comentado de Aldana y de Caeli. Ignis las dijo las intenciones de los oscuros, en ese momento Caeli y Aldana comenzaron a reír a carcajadas.
-¿Qué pasa?
- Inocente. Esa Ládane no se lo esperaba, se cree muy lista pero ha caído en nuestra trampa.
-¿Qué trampa? ¿De qué habláis?
- Llevábamos intentándolo bastante tiempo pero siempre se daba cuenta, solo necesitábamos una mente inocente para conseguir engañarla.
Te contamos una pequeña mentira, no vamos a atacar la región del agua, sólo lo dijimos para no salir perjudicadas y luego tener que cambiar de planes.
-Bueno ahora que ya sabes todo, me marcharé - dijo Aldana-. Tenemos que proteger la costa, no podemos permitir que se abra una grieta en la seguridad de esta región que es la única en la que nos podemos refugiar de la falta de magia que ahora está invadiendo Gaheim. Vosotras iréis al amanecer cuando estéis descansadas, me marcharé con parte del ejercito de defensa y mañana vosotras os llevareis a la otra parte.

Aldana fue a su cuarto, se puso una especie de armadura de bronce con símbolos tribales grabados que solo cubría su tronco, llevaba unos pantalones negros y ajustado a los que no se les veía el final ya que se escondían bajo unas botas que cubrían solo la mitad de los gemelos.
Ignis se dio cuenta de que el aspecto físico de Aldana había cambiado, realmente las tres habían cambiado desde que ella se había marchado a la costa.
El pelo de Aldana se había aclarado y estaba cogiendo un tono anaranjado, también era mas largo y estaba sujeto por una trenza que solo recogía el cabello que caía por la frente. Sus ojos tenían mas odio en el interior, Ignis imaginó que seria por no haber podido vengar ni a su familia, ni a su pueblo.
Caeli tenia el pelo mas corto, lo seguía llevando en una coleta pero en vez de llegarla hasta las rodillas terminaba en su cadera. Se había hecho mas alta y sus rasgos redonditos y aniñados se habían estilizado.
Ignis también estaba diferente, había crecido, su pelo era cada vez más oscuro, sus ojos se habían aclarado y ahora tenían un tono dorado, su piel era mucho mas pálida y sus labios se habían vuelto prácticamente rojos.
-¿Caeli nos noto diferentes, eso es normal?
-Claro, cuanto más tiempo estés en Gaheim más magia acumulara tu ser, esta magia hará que tu yo interior aflore y tu personalidad se verá reflejada en tu aspecto, puede adoptar dos formas iguales pero con una personalidad completamente diferente, no todos los morenos o todos los rubios tienen que tener un rasgo personal similar para parecerse.
- Dejémonos de tonterías, me marcho, los oscuros no esperaran a que acabéis vuestra bonita e interesante conversación para atacar, así que descansad y mañana cuando estéis en la costa, luchareis.
Adiós.

Aldana salió de “la pequeña casa”. Ignis se asomó a la ventana de su cuarto y vio a Aldana a lomos de un unicornio bastante extraño, no era completamente blanco, su crin y su cola eran negras y onduladas y su cuerno parecía estar hecho de plata, al igual que sus cascos. Aldana arreó al corcel y este salió corriendo. Lo último que  Ignis vio fue como su imagen se difuminaba tras el horizonte.