Ignis y Caeli regresaron al palacio de Gea. Se encontraron a
Aldana en el salón de “la pequeña casa”. Comenzaron a hablar sobre lo que había
ocurrido en su visita a Ládane, preguntaron a Ignis que es lo que la había
contado, ella decidió no decir nada acerca de lo que la ninfa había comentado
de Aldana y de Caeli. Ignis las dijo las intenciones de los oscuros, en ese
momento Caeli y Aldana comenzaron a reír a carcajadas.
-¿Qué pasa?
- Inocente. Esa Ládane no se lo esperaba, se cree muy lista
pero ha caído en nuestra trampa.
-¿Qué trampa? ¿De qué habláis?
- Llevábamos intentándolo bastante tiempo pero siempre se daba cuenta, solo necesitábamos una mente inocente para conseguir engañarla.
- Llevábamos intentándolo bastante tiempo pero siempre se daba cuenta, solo necesitábamos una mente inocente para conseguir engañarla.
Te contamos una pequeña mentira, no vamos a atacar la región
del agua, sólo lo dijimos para no salir perjudicadas y luego tener que cambiar
de planes.
-Bueno ahora que ya sabes todo, me marcharé - dijo Aldana-.
Tenemos que proteger la costa, no podemos permitir que se abra una grieta en la
seguridad de esta región que es la única en la que nos podemos refugiar de la
falta de magia que ahora está invadiendo Gaheim. Vosotras iréis al amanecer
cuando estéis descansadas, me marcharé con parte del ejercito de defensa y
mañana vosotras os llevareis a la otra parte.
Aldana fue a su cuarto, se puso una especie de armadura de
bronce con símbolos tribales grabados que solo cubría su tronco, llevaba unos
pantalones negros y ajustado a los que no se les veía el final ya que se escondían
bajo unas botas que cubrían solo la mitad de los gemelos.
Ignis se dio cuenta de que el aspecto físico de Aldana había
cambiado, realmente las tres habían cambiado desde que ella se había marchado a
la costa.
El pelo de Aldana se había aclarado y estaba cogiendo un
tono anaranjado, también era mas largo y estaba sujeto por una trenza que solo recogía
el cabello que caía por la frente. Sus ojos tenían mas odio en el interior,
Ignis imaginó que seria por no haber podido vengar ni a su familia, ni a su
pueblo.
Caeli tenia el pelo mas corto, lo seguía llevando en una
coleta pero en vez de llegarla hasta las rodillas terminaba en su cadera. Se
había hecho mas alta y sus rasgos redonditos y aniñados se habían estilizado.
Ignis también estaba diferente, había crecido, su pelo era
cada vez más oscuro, sus ojos se habían aclarado y ahora tenían un tono dorado,
su piel era mucho mas pálida y sus labios se habían vuelto prácticamente rojos.
-¿Caeli nos noto diferentes, eso es normal?
-Claro, cuanto más tiempo estés en Gaheim más magia
acumulara tu ser, esta magia hará que tu yo interior aflore y tu personalidad
se verá reflejada en tu aspecto, puede adoptar dos formas iguales pero con una
personalidad completamente diferente, no todos los morenos o todos los rubios
tienen que tener un rasgo personal similar para parecerse.
- Dejémonos de tonterías, me marcho, los oscuros no
esperaran a que acabéis vuestra bonita e interesante conversación para atacar, así
que descansad y mañana cuando estéis en la costa, luchareis.
Adiós.
Aldana salió de “la pequeña casa”. Ignis se asomó a la
ventana de su cuarto y vio a Aldana a lomos de un unicornio bastante extraño,
no era completamente blanco, su crin y su cola eran negras y onduladas y su
cuerno parecía estar hecho de plata, al igual que sus cascos. Aldana arreó al
corcel y este salió corriendo. Lo último que
Ignis vio fue como su imagen se difuminaba tras el horizonte.
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