sábado, 4 de febrero de 2012

12. Regreso.



Ignis salió de su cabaña cuando aún estaba amaneciendo. Hacía un poco de frío, se notaba que se acercaba el otoño.
Ya habían pasado cuatro meses desde que Aldana la había dejado allí para que aprendiese a controlar sus poderes y la verdad es que esa soledad había dado resultado. Ignis había aprendido a concentrarse, a encontrar su energía interior y lo más importante a saber aprovecharla en sus hechizos. Aldana tenía razón aquello no era tan difícil, realmente cuando aprendías a sentir tu energía todo lo demás era muy sencillo.
En los meses que Ignis llevaba en aquella playa había tenido que valerse por si sola, y eso había hecho que madurara.
Ya sabía transportarse instantáneamente a los lugares que ella quería de la playa, a dar vida a una flor, crear comida, luz, atuendos, etc. Y todo esto solo con magia.
Podía haber vuelto perfectamente al palacio de Gea si ella hubiese querido, pero prefirió quedarse allí hasta que realmente sus poderes estuviesen lo suficientemente desarrollados.
Ya era el día, el día en el que su soledad acabaría. Volvía junto a Aldana y Caeli.
Hizo desaparecer la cabaña que había sido su hogar durante esos meses y decidió que el tele-transporte no era la mejor manera de volver junto a sus dos amigas. En realidad sería más divertido volver volando, se concentró, y de su espalda brotaron dos grandes y hermosas alas con plumas rojizas.
En el tiempo que llevaba en la playa, Ignis se había dado cuenta de que todos los hechizos que realizaba, al fin y al cabo acababan teniendo una relación con el fuego. Por ejemplo cuando hizo desaparecer la cabaña esta se convirtió en ceniza.
Emprendió el vuelo hacia el palacio, cruzó los montes donde hace cuatro meses Caeli la había llevado, también vio a lo lejos el bosque de Ésus, como ella recordaba, irradiando belleza.
Al llegar al palacio, lo sobrevoló y  vio a una joven de pelo rojizo caminar por el gran pasillo de las cúpulas de cristal.
Aterrizó delante del gran portón del palacio y entró. Corrió hacia el pasillo de las cúpulas y allí encontró a  Aldana como esperaba. Las dos se fundieron en un gran abrazo.
-¡Lo has conseguido!
- Bueno realmente lo conseguí hace un mes, pero decidí que debía controlar mis poderes todo lo que pudiese.
- Ya veo. Por cierto, bonitas alas.
-A, sí - Ignis hizo un pequeño gesto con la mano derecha y las alas desaparecieron-.
-Que control -Aldana sonrió-.
Ignis rió timidamente.
-¿Por cierto dónde esta Caeli?
-Ha ido ha hacer unas cosas, vendrá dentro de un rato.
Ignis se dirigió hacia la pequeña casita del palacio y decidió darse una ducha.  Cuando terminó se puso uno de los bonitos vestidos que había en el armario de su habitación y salió al salón.
Allí estaba Caeli. La abrazó con fuerza.
-¡Por fin has regresado!
-¡Sí!
- Estarás cansada ¿verdad?, prepararé algo rico para comer, tú siéntate.
Ignis se sentó, cuando Caeli terminó de cocinar llevó la comida al salón donde se encontraba Ignis.
Había preparado unos pastelitos de alga dulce y como no, néctar de odix.
Aldana se unió a la comida. Las tres estuvieron hablando durante horas con Ignis sobre su experiencia en la playa y la dijeron que ellas también tenían algo que comentarla.



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