Ignis salió de su habitación y se encontró a Aldana en el
salón, estaba desayunando.
-Siéntate.
Ignis se sentó.
En la mesa había una bandeja llena de unos pequeños trozos
de bizcocho que tenían pedacitos de fresa en su interior. También había una
gran jarra de cristal que contenía un líquido de color rojizo, parecía zumo.
En el lado de la mesa en el que ella se encontraba había un
tazón de madera que estaba lleno de leche.
-¿Todo esto es para las dos?
-Sí.
-¿Pero no crees que es demasiado?
La verdad es que en la mesa había mucha comida.
-No.
Ignis no insistió más y comenzó a comer. Se tomó el tazón de
leche y a continuación fue comiendo lo trozos de bizcocho mientras daba
pequeños sorbitos al vaso de zumo que se había servido. El zumo estaba muy
rico, tenía un intenso sabor a frutos del bosque. El que más se apreciaba era
el sabor a mora.
Cuando terminaron de desayunar salieron del palacio y se
dirigieron a la parte trasera. Allí se encontraban los establos. Estaban
divididos en varias partes, fueron caminando hasta llegar a dos cuadras que se
encontraban una frente a la otra. En ellas había dos hermosos corceles negros.
-¿Sabes montar a caballo?
-Más o menos.
-Pues saca ese caballo de la cuadra. No tardes mucho, nos
espera un largo camino.
Salieron de las caballerizas y montaron en sus respectivos
corceles.
Tras más de dos horas tomando liosas direcciones llegaron a
la costa de la región del fuego.
Tenía dos grandes playas en forma de “v” unidas por una
pequeña elevación que formaba un acantilado.
-Debes saber que tu poder se desarrollará mejor en las zonas
que tengan una relación con el fuego. Como los desiertos. En esta región no hay
desiertos pero en la del fuego sí. Por eso te he traído a la playa que es como
un pequeño desierto pero con el mar al lado- Aldana sonrió-.
-Entonces aquí tu
poder se debilita.
- Sí, pero la que va a practicar eres tú.
-Quiero que concentres toda tu energía y hagas que crezca
una flor aquí mismo – Aldana señaló con el dedo a un lugar en aquel inmenso cúmulo
de arena blanquecina.
- ¿Y cómo pretendes que haga eso?
- Concéntrate, deja la mente en blanco y busca la energía
que hay en ti.
Ignis así lo hizo, se concentró, pero por mucho que lo
intentaba, no consiguió nada.
Ya habían pasado varias horas e Ignis se estaba
impacientando, no lograba hacer que naciese una flor. No tenía que ser tan complicado,
Aldana hacia cosas mas difíciles sin ni siquiera tener que pestañear.
-No te preocupes esto no es una cosa que se aprenda de la
noche a la mañana.
Ya era de noche, Ignis seguía sin conseguir nada, entonces
Aldana dijo:
-Observa un momento.
Cerró los ojos y ante ellas apareció una cabaña de madera.
-Esto te llevara tu tiempo, yo no te puedo ayudar a que aprendas
a recoger tu energía interior, es una cosa que debes hacer tu sola, por lo cual
te quedarás aquí el tiempo que necesites hasta que lo consigas. Y cuando lo
hagas sabrás la manera de volver al palacio de Gea.
Caeli y yo, seguiremos la lucha contra los oscuros mientras
tanto.
Aldana desapareció de pronto. Se llevó también a los caballos.
-Estoy sola.
Sigue con esta magnifica historia. TQM. Sojusa
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