domingo, 29 de enero de 2012

10. El canto.

-Pero… el viento no habla.
-Si que habla, te susurra, te canta… Lo que pasa es que tú solo lo oyes, no lo escuchas.
-Y exactamente, qué he de hacer para escucharlo.
- Concéntrate sólo en el sonido que produce ahora mismo la brisa que corre por el valle.
Ignis la hizo caso e intentó concentrarse pero no lograba escuchar nada.
-No lo escucho, noto la brisa pero no me dice nada.
-Si no lo consigues es porque no quieres, si no puedes creer que el viento te transmite mensajes, nunca podrás oír dichos mensajes.
-Pero es que me resulta muy difícil entender que pueda el viento pueda hablar.
-Inténtalo de nuevo, y hazme caso, si crees lo escucharás.
Ignis cerró los ojos para concentrarse de nuevo, notó como la suave brisa acariciaba su rostro.
-Hola Ignis -dijo una voz muy dulce-.
-¿Quién habla?-Ignis se sobresaltó-.
-Ignis, lo has conseguido el viento te está hablando. Escúchale atentamente.
La brisa se volvió cálida, pero no llegó a ser desagradable. De pronto el viento comenzó a cantar. Era un canto hermoso, que hacía que Ignis se inspirarse y que su mente viajara lejos, que se perdiera en el cielo.
Ignis siguió escuchando su canto hasta que terminó. Cuando lo hizo se sintió feliz, era como si un torrente de alegría hubiese inundado todo su ser.
-¿Sienta bien verdad?
-Es… no se como describirlo, simplemente no tengo palabras para hacerlo.

Ya eran las dos, Ignis lo dedujo por la posición del sol. Se la había pasado el tiempo muy rápido. Supuso que era porque no se había aburrido.
-Me imaginaba que sería a esta hora cuando estuviésemos aquí, así que pensé que debería de traer algo de comida.
Caeli se levantó se dirigió hacia donde estaba Neyén, sacó de un pequeño macuto una tela que envolvía algo.
-A los habitantes de la región del viento, nos encanta el arroz, es una tradición. He traído unas bolas de arroz envueltas en algas, cómo en la comida asiática.
Siguió buscando en el macuto y sacó un recipiente con forma redondeada que contenía en su interior un líquido rosado.
-Esto lo he traído para beber, es costumbre en mi tierra acompañar esta comida con néctar de odix.
-¿Odix?
Es un fruto que solo se encuentra en la región del bosque. Es bastante dulce.
Caeli le ofreció una bola de arroz e Ignis la aceptó.
-Sabe más rico si mezcla es sabor dulzón del néctar con el sabor agrio del alga.
Ignis mordió la bola de arroz y bebió un traguito de aquel néctar de odix.
Estaba asombrosamente rico. La mezcla de sabores era estupenda.
-¿Te gusta?
- Esta muy rico, gracias.
-No hay de qué.
Terminaron de comer reposaron un poco la comida y decidieron volver al palacio. Durante el vuelo hablaron de muchas cosas y comenzaron a conocerse un poco mejor. Una de las cosas que llamó la atención de Ignis sobre Caeli era su inmensa pasión por todo lo que fuese de color verde, amarillo o rojo.
Cuando llegaron al palacio de Gea, Aldana las estaba esperando, parecía que no se había movido de ahí desde el momento en que ellas se habían marchado.
Ignis, Caeli y Aldana entraron en el palacio y se dedicaron a pasar la tarde haciendo sus cosas. Ignis estuvo dibujando en su cuaderno y también leyendo, Aldana le volvió a pedir el MP3 a Ignis y se dedicó a escuchar música y Caeli decidió ir a jugar con Neyén.
Al llegar la noche las tres cenaron en la pequeña vivienda interior del palacio de Gea en el que Ignis y Aldana vivían. Caeli se marchó a una habitación que Aldana la había preparado en el palacio, pero fuera de esa mini-casa.
Aldana e Ignis se acostaron. Al día siguiente empezarían las clases.

miércoles, 25 de enero de 2012

9. Caeli.

(Para Androi, mi pequeña Caeli)
-¡Ignis! ¡Ignis!
Aldana la zarandeaba suavemente para despertarla, pero Ignis seguía profundamente dormida.
-Esta chica… ¿Cómo se puede dormir de esta manera?
Aldana siguió intentando despertarla, entonces Ignis abrió los ojos.
-¿Mama?
-No, mama no. Soy Aldana. Levántate, tenemos que irnos ya.
-¿Irnos?, ¿a dónde?.
-Ayer te dije que te tenía que presentar a alguien, pero ese alguien no vino. Pues ahora si que ha venido y nos esta esperando fuera. Así que levántate y vístete.
Ignis se levanto de la cama refunfuñando, seguramente no eran mas de las ocho y la noche anterior se había acostado bastante tarde. Abrió el armario y vio que los vestidos habían sido sustituidos por unos trajes más cómodos.
-¿Qué ha pasado con los vestidos?
-Decidí cambiarlos, hoy no vamos a ninguna fiesta, tendrás que ir con ropa cómoda.
Ignis cogió una camisa blanca de tela fina, un corsé negro, unos pantalones también negros ajustados y las botas militares que había llevado puestas cuando Aldana la llevo al palacio de Gea.
Se puso la ropa. Aldana y ella salieron de el cuarto y de la sala que se suponía era un pequeño salón de esa “casa” que había dentro del palacio y se dirigieron a la puerta principal de aquel lugar por el corredor de las cúpulas de cristal.
Salieron al exterior y a lo lejos se veía a dos figuras. Una era de una mujer y la otra… la  otra era enorme, como mínimo media tres metros de altura y por lo que Ignis podía distinguir por la distancia a la que se encontraba de dicha figura, tenía alas.
Cuanto más se acercaban, menos podía creer Ignis lo que estaba viendo.
Era, un dragón. Era precioso, su piel tenía un color plateado, sus ojos eran grandes  y negros y sus alas parecian cascadas de plata, cuando los rayos del sol caían sobre ellas.
Al lado había una chica rubia, bastante guapa y con los ojos de un color azul bastante oscuro.
Cuando llegaron junto a la chica y el dragón Aldana dijo:
-Ignis, esta es Caeli.
Ignis la saludó y se presentó para no ser irrespetuosa, pero en cuanto pudo volvió a mirar al dragón. Nunca había visto una criatura tan hermosa y que a la vez impusiese tanto respeto.
-¿Nunca habías visto un dragón?-dijo Caeli.
-La verdad, es que en el lugar de donde yo vengo no hay muchos de estos-Ignis sonrió-
Caeli le devolvió la sonrisa.
-Caeli, como verás esta es la hija del difunto rey de la región del fuego, y ella es la que heredó sus poderes.
-Tienes razón en cuanto la miras a los ojos ya ves la llama de su poder dentro de ellos.
-Hoy, Ignis, a parte de presentarte a Caeli, había pensado en comenzar las clases para aprender a manejar tu poder, pero he cambiado de opinión y he decidido que ya que os vais a ver muy a menudo y que seguro, te hace mucha ilusión, hoy te fueses a dar una vuelta con ella en Neyén.
Ignis supuso que Neyén era el dragón y dijo:
-¿En serio me vas a dejar montar en tu dragón?
-Claro, así nos vamos conociendo, seguro que nos hacemos amigas en seguida.
Caeli miró al dragón fijamente y este se agachó para dejarla subir a su lomo. Parecía como si tuviesen telepatía. Coeli montó en el dragón y le dijo a Ignis que hiciera lo mismo. Ignis sin pensárselo dos veces lo hizo.
El dragón comenzó a mover las alas y en décimas de segundo ya se encontraban muy alto. Aldana parecía una hormiga desde esa altura.
Caeli hizo una señal y el dragón comenzó a volar hacia un bosque que se encontraba a  lo lejos.
-¿Ves ese bosque de allí?
-Si.
-Se llama el bosque de Ésus y se podría decir que es el pulmón de Gaheim.
Cada vez se acercaban más al bosque y justo cuando lo sobrevolaban, Ignis pudo admirar toda su belleza. Había árboles que nunca antes había visto, pero que eran muy hermosos. De vez en cuando se veía algún claro en el que reinaba un gran colorido producido por las diferentes flores que ocupaban todo el lugar.
-Es precioso, nunca había visto una cosa igual.
Siguieron sobrevolando durante un rato el bosque hasta que Caeli decidió dar la vuelta, se dirigían otra vez en dirección  al palacio de Gea e Ignis pensó que ahí acabaría su viaje, estaba desilusionada, pero no fue así, lo pasaron por encima casi rozando las grandes cúpulas del precioso corredor por el que siempre la conducía Aldana a todos los lados del palacio.
Al pasar el palacio, se dirigieron a dos montañas juntas que tenían en su valle un río que procedía de el deshielo de la nieve que se acumulaba en las cimas de dichas montaña, el valle también era muy colorido, incluso más que los claros del bosque de Ésus.
Caeli le dio la orden a Neyén de que descendiese hacia el valle y el dragón así lo hizo.
Cuando llegaron a tierra firme, se desmontaron del dragón y se tumbaron sobre las flores del valle.Daba la sensación de estar tumbado en una nube de algodón.
-Bueno ahora me presentare del todo bien, soy Caeli, la princesa de la región del viento, como ya te habrá contado Aldana, Gaheim esta invadido por los oscuros y la región de la tierra es la única que no esta en su poder.
-Si, todo eso me lo ha contado.
-Bueno esto no estaba previsto pero he decidido enseñarte una cosa que te ayudará con las lecciones de magia de Aldana. Digamos que es como una pequeña chuleta para un examen. Hoy te enseñaré a escuchar al viento.




viernes, 20 de enero de 2012

8.El banquete.

Ignis salió de la ducha, se puso una toalla cubriéndola el cuerpo y se dirigió a su cuarto.
Empezó a rebuscar en el armario, se estaba estresando, todos los vestidos la gustaban.
Decidió investigar en los dos cajoncitos que había en la parte inferior del armario y encontró ropa de cambio de una especie de tela muy suave, parecía seda. Se puso la muda y volvió a rebuscar entre los vestidos. Al fin encontró el vestido perfecto. Se lo puso. Era morado oscuro, tanto que parecía negro. Tenia el cuello cuadrado, las mangas  hasta los codos y la llegaba hasta rozar el suelo.
Encontró unos zapatos preciosos al final del armario, eran negros y  pensó que no podía tener más suerte.
Se dirigió de nuevo al baño, al pasar por la sala principal no vió a Aldana, la oyó canturrear Seize the Day de Avenged Sevenfold  desde su cuarto y pensó que estaría arreglándose.
En el baño había dos cepillos de madera. En cada uno había una letra tallada, cogió el que tenía una “I” y se desenredó el pelo.
Cuando terminó de  cepillarse el cabello se dio cuenta de que se la estaban formando unos pequeños tirabuzones. Normalmente llevaba el pelo liso porque la resultaba mas cómodo, pero sin plancha de pelo no había manera de alisárselo y ahora no tenía ninguna. Se dirigió de nuevo a su habitación, se puso los pendientes que había guardado en la mesilla y decidió  ir a la sala a esperar que terminase Aldana.
Aldana salió de su cuarto, llevaba un vestido rojo, largo y muy bonito.
-Estas preciosa -dijeron las dos a la vez al verse-.
.¿Ya estas lista, no?- dijo Aldana-.
-Sí.
-Pues vayamos al banquete.
Después de pasar por muchos lugares, llegaron a un enorme salón con una gran mesa llena de comensales.
-Esta es Ignis -dijo Aldana en voz alta-.
Todos la miraron e Ignis se sintió un poco incomoda, pero esa incomodidad no duró mucho tiempo. Ignis se dió cuenta de que todos la sonreían cuando pasaba a su lado.
Todo era muy extraño, en aquel lugar había elfos, hadas, humanos, duendes, enanos… era como un cuento.
-Ignis ven  a sentarte conmigo, cuando venga te quiero presentar a una persona muy especial e importante para nuestra lucha contra los oscuros. No tardará.
Ignis se sentó al lado de Aldana, unos duendecillos comenzaron a tocar una agradable música con sus pequeños violines y sus diminutas flautitas. En un lado se encontraba Aldana y en el otro una silla vacía. Ignis supuso que era para esa persona importante que tenía que venir.
-No te preocupes dentro de poco ella vendrá y te la presentaré.
Pero esa noche no apareció. Termino  el banquete y todos lo invitados se marcharon, también se fueron Aldana e Ignis, que volvieron a sus respectivos cuartos. Ignis se quitó el vestido y se acostó. Estaba agotada. Y puesto que Aldana le había dicho que tenía que descansar porque el día siguiente seria bastante duro , ni se la pasó por la cabeza la idea de leer un rato, se acostó y se quedo profundamente dormida.


7. El palacio de Gea.

Aldana estaba en la sala principal de aquella pequeña "casa" escuchando música con el MP3 que Ignis le había prestado.
Ignis entró en su nuevo cuarto, y dejo su mochila en la cama, empezó a sacar todas las cosas que había dentro. Se había llevado cinco libros (sus favoritos) y el que estaba leyendo, dos camisetas, una de Mägo de Oz y otra de Sonata Ártica, unos pendientes del ojo de Horus que la había regalado Miriam, su cuaderno de dibujo y dos fotos, una de su madre y otra de ella con sus dos amigos.
Colocó los libros en una estantería que estaba cerca del armario, también dejo allí su cuaderno.
Luego metió en el cajón de la mesilla que había al lado de su cama las dos fotos y los pendientes.
Decidió guardar las dos camisetas en el armario, la verdad es que no había llevado mucha ropa porque la parecían mas importantes las otras cosas.
Abrió el armario y en ese preciso instante se quedó con la boca abierta. Estaba lleno de unos preciosos vestidos, como los de las imagenes que había visto en Internet de elfos. Guardó sus dos camisetas y salió de su cuarto.
-Aldana,¡ los vestidos son preciosos!.
- ¿Te han gustado?
-Sí.
Pues empieza a elegir uno porque esta noche se celebrara aquí un gran banquete para presentarte a todos.
-¿Todos? ¿y dónde es exactamente aquí?
- Estamos en Gaheim en el palacio de Gea.
-¿El palacio de Gea? ¿Gaheim?
-Si, nos encontramos en la región de la tierra, el único sitio que sigue aguantando los ataques de los oscuros.
-Pero tu dijiste que vendría a Gaheim cuando aprendiera a usar mis poderes.
- Si, pero ha habido un cambio de planes. De todas formas no te preocupes, estamos en un sitio seguro. Todos los supervivientes de las demás regiones han venido ha defender  lo poco que queda de nuestro mundo, y créeme somos muchos y nuestras defensas son fuertes. Hemos creado una especie de barrera mágica.
-¿Cuándo empezarás a enseñarme a manejar mis poderes?
-Pronto, pero antes relájate, pásalo bien en el banquete y descansa porque mañana será un día duro.
-Por cierto, ¿te ha gustado la música?
-Me ha encantado, no he podido parar de escuchar canciones de un grupo que se llama Avenged Sevenfold. Ahora que me fijo, es el grupo de la camiseta que llevas.
-Sí.
-Bueno, venga que nos tenemos que arreglar. Dentro de una hora comienza el banquete. Si quieres te puedes duchar, ya sabes donde esta el baño.
-Si, creo que una ducha me vendrá bien, tienes razón tengo que relajarme un poco.

6.Despedida.

Era ya domingo, Ignis estaba estresada, Aldana todavía no había aparecido, ella la dijo que iría a buscarla cuando fuera el momento, pero a Ignis le daba la sensación de que ese momento no iba a llegar nunca. El sábado se había pasado todo el día con su madre, repitiéndola que no tenía que preocuparse, que intentaría comunicarse con ella todos los días y lo más importante, que la quería.
Había pensado que debía prepararse una mochila con las cosas que iba a llevarse cuando Aldana fuese a buscarla, ya que podía llegar en cualquier momento. También grabo un video y escribió una carta de despedida. El video era para Tanev y Miriam, y la carta para su madre por si cuando apareciese Aldana, no se pudiera despedir.
No paraba de pensar que su vida cambiaria completamente en cuanto dejase su hogar y se fuese a Gaheim. Ya no podría estar con madre ni con sus amigos todos los días, y cabía la posibilidad de que no volviera a verlos.
Eran ya las diez y media, su madre se había acostado, porque quisiera o no al día siguiente tenia que trabajar. Ella estaba leyendo.
De repente Aldana apareció en su habitación.
-Es el momento, tenemos que irnos.
-Espera por favor, solo te pido un minuto.
-Vale, pero no tardes.
Ignis salio corriendo hacia la habitación de su  madre, la dejo la carta de despedida sobre la mesilla, la susurro que la quería y la dio un beso en la mejilla.
Volvió a su habitación, guardó el libro que estaba leyendo en la mochila y le dijo a Aldana:
-Ya podemos irnos.
Aparecieron en la sala donde siempre hablaban Aldana y ella.
-  Sígueme - dijo Aldana-.
 Ignis se dio cuenta de que se dirigían a una puerta que nunca antes había visto.
Detrás de esa puerta había un enorme corredor. Era precioso, se encontraban atravesando una gran fila de árboles y la distancia que separaba un árbol de otro(que siempre era la misma) la ocupaban gigantescas cúpulas de cristal.
Al fondo del corredor había un portón, caminaron hacia el y al pasarlo se encontraron en lo que parecía el salón del trono de un castillo.
Pasaron ese salón y llegaron a otro corredor, pero mas pequeño y no tan bonito como el anterior, entraron en una sala. La sala tenia dos butacones, una mesa redonda de madera y cinco arcos que daban cada uno a una habitación.
Había dos dormitorios, una especie de “cocina” a lo antiguo, un cuarto de baño al estilo de la cocina y una pequeña salita con un ventanal y un telescopio, parecía un mini-observatorio.
-Este será tu nuevo hogar y ese de allí será tu cuarto.
- ¿Un cuarto solo para mi?
-Sí. Ve y deja tus cosas.

domingo, 15 de enero de 2012

5. La decisión.

- Así que solo tendré yo ese poder, hasta que haya otra generación de la realeza de la región del fuego.
- Así es, pero ese poder solo lo puedes transmitir tú ahora, así que será uno de tus hijos o hijas el que herede dicho poder…
- Otra cosa más, que se supone que debo hacer, ir a Gaheim contigo, quedarme aquí…
- Lo ideal sería que primero te enseñara a controlar tus poderes y luego fuésemos a Gaheim para derrotar a esos malditos, pero no creo que tu madre esté muy de acuerdo en dejarte marchar a una misión tan peligrosa y en la que tu vida puede correr peligro. Sobre todo porque tienen al príncipe de la región del agua, y créeme es bastante fuerte, desde que le han convertido en un sumiso es como un témpano de hielo y no hay ni una pizca de piedad en su sangre. Y pensar que en otros tiempos llegamos a ser amigos…
-Entonces creo que cuando llegue a casa tendré que tener una larga charla con mi madre…
-Así es, así que deberías marcharte ya.
- ¿Cuándo será la próxima vez que te vea?¿Cuándo podré ir contigo a Gaheim?
-Cuando sea el momento yo iré a por ti.

Otra vez, apareció sin ninguna explicación delante de la puerta de su casa.
Entró, su madre estaba en la cocina y pensó que cuanto antes hablase con ella del tema de Gaheim antes podría marcharse con Aldana.
-Hola mamá-Ignis sonrió-.
-Hola hija, ¿cómo es que has llegado tan pronto? ,¿no se suponía que ibas a llegar a las nueve?.
Ignis miró su reloj, eran las ocho menos cuarto. Ignis no llegaba tarde a su casa (normalmente) pero tampoco llegaba pronto, siempre aprovechaba el tiempo todo lo que podía.
No podía decirle ahora lo de Gaheim, quería hacerlo pero las palabras que iba decir se convertían en mentiras para encubrir la verdad.
-Sí mama, pero es que no estábamos haciendo nada, ni siquiera los cotilleos que me contaba Tanev me resultaban interesantes, así que he decidido volver y leer un rato.
- Vale hija, tú como siempre no malgastando el tiempo-la madre de Ignis sonrió ampliamente-.
Ignis se dirigía a su habitación cuando se dio cuenta que no podía aguantarlo mas que debía contarle lo de Aldana, lo de Gaheim, tenía que decirla que lo sabía todo acerca de su procedencia y también tenía que decirla que debía partir con Aldana para salvar su mundo. Aunque la costase mucho se lo tenía tenía que hacerlo y le echó valor.
Se dio la vuelta.
-Mamá, tengo que hablar contigo de un tema importante.
-Dime hija.
-Mamá yo… yo quería decirte que lo se todo.
-¿Qué sabes todo de que?
-Se todo sobre Gaheim, sobre mi verdadero padre, sobre mi procedencia y sobre una guerra que se esta librando en ese mundo, el mundo del que tu procedes, también se que sin mi ayuda “los buenos” no podrán ganar esa guerra y ese mundo se sumirá en una eterna oscuridad en la que no habrá magia, y como tu bien sabrás, sin magia prácticamente ninguno de los seres de ese mundo puede vivir.
-Pero… pero tú ¿cómo sabes todo eso?
- La princesa de la región de la tierra me lo ha contado todo, me ha dicho que yo heredé el poder de mi padre, que soy la única que lo posee, y también la única que puede ayudarles.
-¿Y cómo pretendes ayudarles?
-Tengo que ir allí, Aldana me ha dicho que me enseñará a controlar mis poderes para poder luchar posteriormente en Gaheim.
-¿Tú estas segura de que quieres ir?, nunca has estado allí, no es tú guerra, no es tu obligación ayudarles.
-No es una obligación mamá, tú siempre me has dicho que luche por lo que creo y yo creo que lo justo es que les ayude.
-Pero tienes dieciséis años todavía eres joven para involucrarte en una guerra, además es muy peligroso y lo sabes. Eres una temeraria.
-Pero yo quiero ayudarles, mi corazón me dice que tengo que ayudarles y yo no le puedo contradecir. Lo único que necesito es que me digas lo que has decidido que debo hacer, ir o no ir.
-La decisión la tienes que tomar tú, no yo.
-Entonces decido que debo ir.

sábado, 7 de enero de 2012

4.Gaheim y las cuatro regiones

(Este capítulo se lo dedico a mi amiguita Androi que lo estaba esperando con impaciencia)

Por fin era viernes. Ignis llevaba deseando que llegase este día toda la semana. En cuanto salió del instituto fue corriendo a su casa y se puso a comer a toda prisa. Los viernes salía un poco más tarde porque tenía una hora más de clase, así que tenia que ir rápido si quería llegar a tiempo a su cita.
Se quito el uniforme y se puso la ropa que a ella la gustaba llevar, toda negra.
Le dijo a su madre que había quedado con Tanev y Miriam y que llegaría a las nueve. Le prometió que no llegaría tarde como la última vez y salió de su casa.

Ya estaba en la estatua del ángel caído, eran las cinco menos diez, había llegado pronto, como siempre y ahora tenía que esperar.
Ya no podía aguantar más los nervios, no podía seguir esperando a la chica elfo, necesitaba saber más sobre si misma y sobre su poder.
Al fin eran las cinco y la joven elfo apareció muy puntual.
Aldana la saludó con desgana.
No parecía estar de muy buen humor así que Ignis decidió no ser pesada y no atacarla con todas las preguntas que quería hacerla.

Otra vez, sin ninguna explicación volvieron a aparecer en la sala donde habían hablado la última vez.
-¿Cómo haces eso?
- ¿El que?
- ¿Cómo me llevas a los sitios sin ni siquiera hacer un gesto ni decir una sola palabra?
-La magia, no es como te la pintan en los cuentos humanos, solo se utilizan palabras y gestos para los grandes conjuros. Pero para viajar de un  lugar a otro no hace falta nada más que pensar el lugar al que quieres ir.
-Bueno ahora, yendo a lo importante, lo he estado pensando y estaría encantada de ayudarte.
Aldana sonrió.
Ignis continúo hablando:
-Pero antes de nada me gustaría que me dijeses de donde vengo, de donde vienes tu, y porque tu mundo se encuentra en guerra. Ah, y por ultimo que papel juego yo en toda esta historia.
- Me parece justo. Lo primero gracias por aceptar ayudarnos y ahora te contare todo lo que se sobre donde procedes y todo lo que pasa en mi mundo. Empezare por  el principio. Mi mundo se llama Gaheim y es técnicamente el mismo que el tuyo.
-¿El mismo que el mío? Pero, aquí no hay magia, ni elfos….ni nada.
-Cuando vivían nuestros antepasados, todas las criaturas de mi mundo se encontraban en armonía con los humanos. Hasta que vosotros, los humanos, os empeñasteis en cambiar la magia por la tecnología y os olvidasteis de ella.
Vosotros podéis vivir sin magia, pero nosotros, los elfos, los dragones, los unicornios… no tenemos tanta “suerte”. La magia es nuestra fuente de vida.
Por eso, con la ayuda de unos pocos humanos, que rechazaban esa tecnología y seguían creyendo en la magia, construyeron un pequeño continente en el océano pacifico para proteger la magia de los humanos que ya no creían en ella.
-¿Y cómo es que no hemos visto ese continente?
-Porque hemos conseguido ocultarlo. Nadie puede verlo y si no estas dentro de el, ni siquiera puedes “tocarlo”, técnicamente es como si para vosotros no existiese, lo podéis atravesar y por eso los barcos no se chocan con el.
-Entonces estáis aquí pero sin estarlo.
-Por decirlo de alguna manera, si.
-Vale, ¿y con respecto a la guerra?
-Estaba habiendo conflictos en Gaheim, entre los príncipes y reyes de las cuatro regiones, así los oscuros nos atacaron en nuestro momento mas débil y consiguieron derrotarnos. Pero los habitantes de Gaheim no nos rendimos tan fácilmente y estamos dispuestos a luchar para salvar nuestro mundo. Lo malo es que raptaron a los príncipes de la región del agua y del fuego, al de la región del fuego lo mataron, pero al de la región del agua lo han convertido en un sumiso. Las únicas que hemos podido salvarnos hemos sido yo, de la región de la tierra y la princesa de la región del aire.
-¿Qué es un sumiso? ¿Y los reyes no os pueden ayudar?
- Los sumisos son seres hechizados por las tres brujas, hacen que obedezcan a los oscuros en contra de su voluntad y con respecto a los reyes… los han matado a todos, incluyendo a mi padre el rey de la región de la tierra.
 -Lo siento mucho, pero piensa que ahora estará en un lugar mejor y que pronto podrás vengar su muerte.
-Si, vengare su muerte, no lo dudes.-se notaba el odio en la cara de Aldana- Pero cambiemos de tema, prefiero no hablar de estas cosas. Ahora que ya te he contado todo sobre Gaheim te contare tu historia. Tu madre vivía en mi mundo y tuvo un romance con el rey de la región del fuego y de ahí provienes tu. Luego tu madre decidió llevarte a vivir una vida mas “normal” con los de tu especie y por eso vivías en Madrid y no en mi mundo.
-¿Pero el rey de la región del fuego no ha tenido nada mas que dos hijos?
-No.
- Y entonces ¿por qué me vienes a buscar a mi?, ¿qué pasa que han muerto todos y ninguno te puede dar ese poder que se supone tengo yo?
- Ese poder solo se trasmite a una persona en cada generación. En todas las regiones pasa lo mismo. Y esta vez, por suerte o por desgracia te toco a ti.

viernes, 6 de enero de 2012

3. Aldana

Ignis seguía sin dar crédito a lo que viendo, pero era demasiado curiosa.
-¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
La joven no respondió.
-¿Por qué no me respondes? ¿No hablas un idioma? – dijo Ignis.
La chica seguía sin pronunciar palabra. De pronto habló.
-¿Cómo te llamas?
-Creo que no es de tu incumbencia -dijo Ignis.
Lo siento, no quería ser brusca. Comenzaré presentándome yo. Mi nombre es Aldana y como puedes ver no soy como tu, soy un elfo y necesito tu ayuda.
Ignis la miro con desconfianza.
-¿Y para que se supone que necesitas mi ayuda?
- Aquí no puedo hablar, puede que alguien nos esté oyendo y créeme lo que te voy acontar no es una cosa muy común además podrían verme y no soy exactamente igual que un humano. Pero digamos que tu tienes algo que nosotros necesitamos.
-¿Vosotros? ¿De que estas hablando?
Ignis ya no sabia que pensar, ¿tenía que confiar en esa chica/elfo que acababa de conocer? ¿quién era ella?¿Y qué era lo que tenia ella para que la necesitasen?

Aldana la miró con impaciencia.
-Mira no tengo todo el tiempo del mundo. Tienes dos opciones, la primera es venir conmigo a un sitio al que podamos hablar sin ser vistas o escuchadas y la segunda es que decidas irte sin intentar ayudarnos.
Ignis se lo pensó. Por una parte si lo que decía Aldana era verdad la tendría que ayudar o la quedaría un cargo de conciencia, pero por otro lado la podía estar mintiendo. Decidió no pensarlo más. Vio que Aldana cada vez se impacientaba más y acepto ir con ella.
Aldana sonrío y como por arte de magia aparecieron en una sala extrañamente decorada.
Era bastante amplia, pero no tenía muchos muebles. Solo había una mesa grande en el centro rodeada de cojines y dos o tres estanterías con libros polvorientos.
Aldana se sentó sobre los cojines y la indicó a Ignis que hiciera lo mismo.
La chica asintió con la cabeza y se sentó enfrente de ella.
-Ignis tu eres especial…
-¿Pero a que te refieres con especial?
Ignis aparte de curiosa era bastante impaciente y siempre pretendía saber las cosas antes de que se las contaran.
-Primero déjame terminar. Bueno lo que iba diciendo es que eres especial porque digamos… se que te va a costar entenderlo… tienes un poder que necesitamos para poder ganar una guerra.
- Pero eso es imposible, yo no tengo nada de especial. Vivo en Madrid, voy al instituto, quedo con mis amigos… soy una chica totalmente normal. Además si tuviese ese poder que dices ¿no crees que ya me habría dado cuenta?.
-Eso pensaba yo, pero estudiar detenidamente a los humanos me ha enseñado que no sabéis ver mas allá, solo aprecias lo material, lo que podéis ver y tocar, y no os dais cuenta de que también existe la magia. Su existencia no tiene ninguna explicación y lo que no tiene explicación para vosotros no es nada. Pero ese poder esta en ti aunque tu no puedas percibirlo, lo único que te hace falta es aprender a controlarlo y usarlo cuando lo necesites.
-¿Y cual es ese poder? Porque yo he leído que la magia tiene diferentes fuentes de energía y existe gracias a los cuatro elementos.
- Eso que has leído es del todo cierto. La magia proviene de los cuatro elementos pero también del espíritu, si no crees en ella, no existe. Tu poder procede del elemento del fuego. Digamos que no eres del todo humana. Aunque visto lo visto te han educado como a una así que esto explica lo de que no puedas percibir tu poder.

-Pero si no soy humana… entonces mi madre no es… ¡No eso es imposible!
Yo he nacido en irlanda al igual que mis dos padres.
-¿De verdad lo crees?
- Sí. Y si no ¿Por qué me habría mentido mi madre? ¿Qué gana ella ocultándome la verdad?
- No gana nada, solo lo hace para protegerte.
-¿Para protegerme de quién?
-De ellos.
-¿Quiénes son ellos?
- Los oscuros, los que odian la magia, los que quieren arrasar el lugar de donde provengo, los que han matado a toda mi familia.
En la cara de Aldana apareció una mueca de dolor y luego ese dolor se transformo en odio, como si en lo mas profundo de su corazón hubiese una espina clavada que la estaba hiriendo pero que a la vez la hacia mas fuerte y despertaba en ella la sed de venganza.
-Mira Ignis si no estuviésemos totalmente desesperados no habríamos venido a buscar ayuda, esos malditos están masacrando todo nuestro bonito mundo, solo por la avaricia de querer tenerlo todo y créeme si no les paramos los pies también irán a por el tuyo.
-Entiendo…me lo tengo que pensar, entiende que es una gran carga para mi y que la decisión tiene que conllevar un tiempo.
- Me parece justo que te tomes un tiempo para pensarlo, pero ten en cuenta que cada minuto que tardas en pensarlo un ser deja de respirar.
-Te prometo que no tardaré mucho en decidir.
Ignis miro su reloj. Marcaba las nueve y media. ¡Llegaba  tarde a casa!
-Aldana lo siento pero me tengo que marchar, ya llego tarde a casa ¿Cuándo y donde te puedo comunicarte mi decisión?
-El viernes que viene en la estatua del ángel caído.
Eso es lo ultimo que puedo oír de Aldana antes de que de la misma manera que había aparecido en esa extraña sala, se encontraba ahora en la puerta de su casa.



miércoles, 4 de enero de 2012

2. De vuelta a casa

Era sábado, ya eran las cuatro y media e Ignis no tenía ningún plan para esa tarde, así que decidió ver un  rato la tele.
No habían pasado ni cinco minutos cuando sonó el teléfono.
Miro la pantallita y vio que era el teléfono de una amiga. Lo cogió. Era Miriam.
Miriam la preguntó que si podía salir a dar una vuelta con ella y con Tanev.
Ignis se alegro de que la hubiese llamado para salir porque se estaba aburriendo, en la tele solo había programas basura. Así que la dijo que si y quedaron a las cinco en el portal de Miriam.
Mientras se preparaba para salir, pensó que sería una tarde divertida, porque estaba Tanev.
Tanev era un chico raro, pero no en el mal sentido de la palabra. Era extraño porque estaba un poco loco, le encantaba bromear y hacer el ganso, pero sobre todo lo más divertido de el es que no podía estarse quieto.
Pero Ignis sabía que detrás de toda esa locura e hiperactividad se encontraba uno de sus mejores amigos, alguien en quien podía confiar y que la apoyaría en los momentos difíciles dándola todo su cariño.
Ya eran las cinco menos diez e Ignis se despidió de su madre y salió de su casa para no llegar tarde.
Cuando llego, Tanev estaba en el portal de Miriam esperándola. Para no variar, Miriam llegaba tarde. A pesar de que a Ignis la ponía enferma que la gente se retrasase, con Miriam siempre hacia la excepción y no la regañaba. La tenía un cariño especial aunque a veces fuera muy pesada e insoportable. Era como su hermana.
Cuando Miriam salió de su casa, Ignis no puedo evitar que en su rostro se dibujara una gran sonrisa al ver su nueva camiseta. De repente se abalanzo sobre Miriam y empezó a gritar como una loca por la emoción:
-¡Que chachi! ¡Qué bonita es! ¡Yo la quiero!
Era una camiseta del grupo Sonata Ártica. A Miriam y a Ignis las encantaba. Eran uno de sus grupos favoritos. A Ignis la gustaba mucho una canción en concreto de ese grupo, se llamaba Victoria secret . Cuando la escuchaba sentía que se transportaba a un mundo en el que todo era perfecto y en el que solo estaba ella y un secreto.
Cuando se la pasó la emoción por la camiseta, los tres decidieron ir al Retiro a sentarse al lado de la estatua del ángel caído. Era su sitio favorito en todo aquel enorme parque. De camino compraron dos bolsa de pipas y se pasaron la tarde al lado de la estatua comiéndose las pipas y comentando como marujas cosas sobre las vidas ajenas.
Ya eran las nueve y los tres tenían que volver a casa. Miriam y Tanev se fueron por su lado e Ignis volvió andando hasta su casa sola, pero en vez de salir a la calle, decidió seguir andando por el Retiro.
De pronto volvió a notar la sensación que había sentido hacia ya unos días cuando volvía del instituto.
Se giró hacia todos los lados pero no vio a nadie.
De repente no muy lejos vio la silueta de una mujer, pero no la de una mujer normal.
Era muy delgada y alta, como mínimo medía uno ochenta. La silueta se fue acercando hasta que Ignis pudo ver que era una chica no mucho mayor que ella con el pelo rojo, casi como el vino y los ojos de un color verde muy intenso. Llevaba puesta una ropa de color verde que no parecía de este siglo.
La joven se seguía acercando e Ignis se quedo fascinada al ver un pequeño detalle de esa chica tan rara, aparte  de tener unas manos con los dedos extremadamente largos y delgados tenia las orejas alargadas y puntiagudas. Ignis no salía de su asombro, era imposible, esa chica era, un elfo.

1.Ignis


Ignis era una chica de dieciséis años, con el pelo castaño oscuro y los ojos color miel. Era muy soñadora y la encantaba imaginar que era un personaje de las historias de fantasía que leía.

Era irlandesa aunque vivía en Madrid, a su madre la habían trasladado a España por trabajo cuando ella tenía siete años. Su padre había fallecido en un incendio justo el día en que ella nació, cuando estaba de servicio en el cuerpo de bomberos. A ella la hubiese gustado conocerle pero tampoco le echaba de menos, simplemente por la razón de que no sabía como era, físicamente sí, porque lo había visto en fotos pero personalmente no. Y no encontraba un explicación lógica para echar de menos a una persona desconocida.

Un día cuando volvía a casa del instituto notó que alguien la observaba, le pareció extraño ya que en la calle en la que se encontraba en ese momento no había nadie.
Decidió ignorar esa sensación y pensó que sería una imaginación suya. Pero oyó un ruido extraño detrás de unos árboles y volvió a percibir que alguien la acechaba. Pensó en dos opciones, la primera era plantar cara a la persona que la observaba y la segunda correr hasta su casa  sin detenerse y no meterse en problemas.
La verdad es que la primera idea no era tan descabellada como parecía ya que Ignis sabía karate y esgrima, y se defendía bastante bien. Siempre la había encantado la lucha ya fuese con espadas o con los puños y cuando peleaba sentía como si estuviese en una de las historias que leía y fuese una guerrera que luchaba contra el mal.
Además en su opinión la segunda opción era de cobardes y esa era una de las cosas que Ignis no era.

Dejó de caminar y muy segura de lo que hacía s e giró hacia el lugar de donde procedía aquel extraño ruido y gritó:
-          ¡ Tú, sal de ahí si te atreves y muéstrame la cara!.
No obtuvo respuesta. Se sintió tonta por gritar a personas inexistentes o eso pensaba ella, pero al menos esa sensación de sentirse observada había desaparecido.

Al llegar a casa dejó la mochila en el recibidor, saludó a su madre y se puso a comer. Tenía que comer rápido porque solo la quedaban 20 minutos para ir a su clase de esgrima.
Cuando terminó de comer, se preparó la equipación de esgrima y salió corriendo de su casa para no llegar tarde.
Llegó a clase justo a tiempo. No la gustaba llegar tarde y mucho menos que los demás llegasen con retraso, por eso  siempre solía llegar pronto a los sitios.
Se puso la equipación y  entro en la sala de entrenamiento.

Ignis siempre había practicado la modalidad con sable pero desde hacía ya tres años practicaba la de espada, y se la daba bastante mejor.
Ese día no la explicarían una lección, porque haría combates con sus compañeros en una especie de campeonato para según el entrenador, ir cogiendo soltura a la hora de luchar en los campeonatos de importantes.
Como siempre, Ignis quedó la primera y como de costumbre despertó envidia en sus compañeros que la empezaron a mirar de reojo.

Ella nunca daba importancia a esas miradas, simplemente porque los compañeros que tenía en la clase de esgrima no eran sus amigos, la daba igual lo que pensasen o dijesen de ella, lo verdaderamente importante para ella en esas clases era aprender a luchar con la espada como las guerreras de sus libros.

Cuando regresó a su casa se duchó, cenó y decidió ir a leer un rato al balcón de su casa.
Ya se acercaba el verano y en la calle corría un viento suave y agradable, y a ella la gustaba leer allí porque tenía vistas al Parque del Retiro.
Estaba leyendo un libro que la había regalado su madre por reyes y que no podía parar de leer. Siempre acababa a las tantas de la mañana y al día siguiente la costaba mucho levantarse.
El libro se llamaba “Memorias de Idhun “y trataba de un mundo llamado Idhun y de las aventuras de Victoria y Jack, dos chicos que luchaban contra el mal de ese mundo. También contaba como Victoria se enamora de dos chicos.
Ignis siempre se repetía a si misma que nunca se enamoraría de dos chicos, porque era una chica muy segura y siempre sabia lo que quería y debía hacer.

Cuando decidió dejar de leer se dio cuenta de que eran las tres de la mañana y que llevaba cuatro horas leyendo. Pensó que debía acostarse porque ya era muy tarde y al día siguiente tenía instituto.