- Así que solo tendré yo ese poder, hasta que haya otra generación de la realeza de la región del fuego.
- Así es, pero ese poder solo lo puedes transmitir tú ahora, así que será uno de tus hijos o hijas el que herede dicho poder…
- Otra cosa más, que se supone que debo hacer, ir a Gaheim contigo, quedarme aquí…
- Lo ideal sería que primero te enseñara a controlar tus poderes y luego fuésemos a Gaheim para derrotar a esos malditos, pero no creo que tu madre esté muy de acuerdo en dejarte marchar a una misión tan peligrosa y en la que tu vida puede correr peligro. Sobre todo porque tienen al príncipe de la región del agua, y créeme es bastante fuerte, desde que le han convertido en un sumiso es como un témpano de hielo y no hay ni una pizca de piedad en su sangre. Y pensar que en otros tiempos llegamos a ser amigos…
-Entonces creo que cuando llegue a casa tendré que tener una larga charla con mi madre…
-Así es, así que deberías marcharte ya.
- ¿Cuándo será la próxima vez que te vea?¿Cuándo podré ir contigo a Gaheim?
-Cuando sea el momento yo iré a por ti.
Otra vez, apareció sin ninguna explicación delante de la puerta de su casa.
Entró, su madre estaba en la cocina y pensó que cuanto antes hablase con ella del tema de Gaheim antes podría marcharse con Aldana.
-Hola mamá-Ignis sonrió-.
-Hola hija, ¿cómo es que has llegado tan pronto? ,¿no se suponía que ibas a llegar a las nueve?.
Ignis miró su reloj, eran las ocho menos cuarto. Ignis no llegaba tarde a su casa (normalmente) pero tampoco llegaba pronto, siempre aprovechaba el tiempo todo lo que podía.
No podía decirle ahora lo de Gaheim, quería hacerlo pero las palabras que iba decir se convertían en mentiras para encubrir la verdad.
-Sí mama, pero es que no estábamos haciendo nada, ni siquiera los cotilleos que me contaba Tanev me resultaban interesantes, así que he decidido volver y leer un rato.
- Vale hija, tú como siempre no malgastando el tiempo-la madre de Ignis sonrió ampliamente-.
Ignis se dirigía a su habitación cuando se dio cuenta que no podía aguantarlo mas que debía contarle lo de Aldana, lo de Gaheim, tenía que decirla que lo sabía todo acerca de su procedencia y también tenía que decirla que debía partir con Aldana para salvar su mundo. Aunque la costase mucho se lo tenía tenía que hacerlo y le echó valor.
Se dio la vuelta.
-Mamá, tengo que hablar contigo de un tema importante.
-Dime hija.
-Mamá yo… yo quería decirte que lo se todo.
-¿Qué sabes todo de que?
-Se todo sobre Gaheim, sobre mi verdadero padre, sobre mi procedencia y sobre una guerra que se esta librando en ese mundo, el mundo del que tu procedes, también se que sin mi ayuda “los buenos” no podrán ganar esa guerra y ese mundo se sumirá en una eterna oscuridad en la que no habrá magia, y como tu bien sabrás, sin magia prácticamente ninguno de los seres de ese mundo puede vivir.
-Pero… pero tú ¿cómo sabes todo eso?
- La princesa de la región de la tierra me lo ha contado todo, me ha dicho que yo heredé el poder de mi padre, que soy la única que lo posee, y también la única que puede ayudarles.
-¿Y cómo pretendes ayudarles?
-Tengo que ir allí, Aldana me ha dicho que me enseñará a controlar mis poderes para poder luchar posteriormente en Gaheim.
-¿Tú estas segura de que quieres ir?, nunca has estado allí, no es tú guerra, no es tu obligación ayudarles.
-No es una obligación mamá, tú siempre me has dicho que luche por lo que creo y yo creo que lo justo es que les ayude.
-Pero tienes dieciséis años todavía eres joven para involucrarte en una guerra, además es muy peligroso y lo sabes. Eres una temeraria.
-Pero yo quiero ayudarles, mi corazón me dice que tengo que ayudarles y yo no le puedo contradecir. Lo único que necesito es que me digas lo que has decidido que debo hacer, ir o no ir.
-La decisión la tienes que tomar tú, no yo.
-Entonces decido que debo ir.
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